Primer Grito de la Independencia
Antecedentes
Ecuador, para finales del siglo XVIII, era denominado como Real Audiencia de Quito. Estuvo tempranamente influido por las ideas de la Ilustración, fomentadas por la ocurrencia del proceso independentista que dio origen a los Estados Unidos de América, en 1776, y posteriormente, en 1789, la Revolución Francesa. Este también fue el siglo de las Reformas Borbónicas en España, que alteraron las relaciones comerciales en la península y con las colonias. Ya el Virreinato del Perú había experimentado la sublevación de Túpac Amaru, un previo amago independentista que buscaba restituir el Imperio Inca.
Protagonistas
El principal conductor de la sublevación fue el alcalde de Quito, Pedro de Montúfar, que convocó una reunión conspirativa en la casa de una dama quiteña llamada Manuela Cañizares, que apoyaba la independencia. En la reunión también estuvo el obispo de Quito, José de Cuero y Caicedo; además de militares como Juan de Salinas. El Conde Manuel Ruiz de Castilla, al momento presidente de la Real Audiencia, fue derrocado como consecuencia de la instalación de la Junta.
Desarrollo de los acontecimientos
La reunión se extendió hasta la madrugada del día 10, momento en que se deciden las acciones: toma del Palacio Real, con apoyo de los soldados de la Guarnición de Quito. De este modo, forzaron la dimisión de Ruiz de Castilla, además de redactar y firmar un Acta en la que se constituía de manera soberana la Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito.
La junta perfiló una estructura republicana para el gobierno de Quito, estableciendo separación de poderes y la creación de una Fuerza Armada. A pesar de la intención declarada de restaurar a Fernando VII como Rey, había un trasfondo independentista en la Junta. También se invitó a la Provincia de Guayaquil para que se sumara a la nueva entidad.
El establecimiento de la Junta tuvo una respuesta pronta de la Corona: desde los Virreinatos de Perú y de Nueva Granada, se enviaron tropas para sofocar lo que se vio como un alzamiento independentista. Debido a que Guayaquil no aceptó unirse al movimiento, Quito quedó aislada, y tuvo que capitular el 24 de octubre de 1809.
Acontecimientos posteriores
Restituido Ruiz de Castilla en la presidencia de la Real Audiencia, y a pesar de su promesa que no habría represalias, los participantes en la Junta fueron perseguidos y apresados. El 2 de agosto de 1810, durante una revuelta ciudadana que buscaba liberar a los presos, éstos fueron ejecutados en el Real Cuartel de Quito.
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